Nuestro 'Boston Garden'.

Ya lo siento, amiguetes, pero hoy me voy a poner nostágico porque ayer tuve un día bastante especial, volví a entrenar en el Pabellón Viejo (el del parque, para los que no sabéis nada de nada en la vida).
No voy a hablar del entrenamiento, porque no fue nada especial, un entrenamiento como tantos otros, pero sin la gente con la que yo solía jugar allí.

Sinceramente no me había parado a pensar en que la vuelta al destartalado pabellón me iban a traer tantos recuerdos, y tan buenos...

Por un lado me hacía la ilusión que siempre me ha hecho entrenar allí, en el mismo parquet sobre el que han jugado Petrovic, Solozábal, Sabonis, Norris, Villacampa, Jackson, Pinone, Epi... y tantos otros. Ese pabellón respira nostalgia de baloncesto, y recuerdos de las noches de sábado que recordaba Polo el otro día en su carta a los peñístas.

Nuestro pequeño Boston Garden, es un sitio de puta madre para jugar,las zapatillas chirrían y el sonido al meter un triple es perfecto 'flop' y siempre me ha gustado el parquet oscuro; resulta acogedor. Los balones eran lo único nuevo, unos 'baden' de estos nuevos de color blanco y cuero, no están mal aunque hubiese preferido un Spalding.

Pero al entrar en el vestuario no me acordaba de eso,ni pensaba en los balones, no... me acordé de cosas mejores; De ir a entrenar con mis compañeros de equipo,de no estirar nunca, de hacer el idiota en el vestuario, de que Jorge Riobó acabase siempre llorando, de fumar en el parque, de romper a patadas una papelera un día que me expulsaron, de no querer ducharnos, de ganarle al Unión de un año más con Vivas haciendo tapones bestiales, de no ir a ver al resto de los equipos del club, de meter un triple a tablero feísimo contra un equipo de Zaragoza, de protestarle al Eructos( pepita de melón, para otros), de que el Potch obligase a aquella chica (delegada del equipo) a que se metiese en el vestuario mientras nos cambiábamos, del bofetón a Victor (aunque eso no fue en ese pabellón, pero qué queréis que os diga, me vino a la cabeza), me acuerdo de Polo y Kubala dando golpes en la madera de la grada, justo encima de los banquillos, del Laguarta agachando la cabeza bajo los pilares como si midiese 2,10 y en realidad le faltaba un palmo para llegar...

En fin, que aquellos años de adolescencia baloncestística están muy metidos dentro de mí aunque yo no me dé cuenta... y en la de vosotros también y si pensáis que no, probar a botar un poquillo el balón con el pabellón vacío y ya veréis como, de repente, aflora una sonrisa justo en el medio de vuestra fea cara.

Ese post está dedicado a:
Gonzalo, Fran, Use, Chema, Victor, Pablo, Cuco, Dani Carniqui, Papu, Lillo, Mora, Vivas, García... y todos aquellos que compartimos algo de amor por el basket.