El otro día vi: El Odio

La Haine, Mathew Kassovitz (1995).

"Un tipo está cayendo desde una azotea y piensa: - Por ahora todo va bien... por ahora todo va bien...- Pero tarde o temprano alcanzará el suelo, y eso es lo peor... lo importante no es la caída, sino el aterrizaje."

Este fin de semana visioné El Odio y, sinceramente, no sé por dónde empezar a explicaros lo cojonuda que es esta película.
Podría hablaros de que está considerada como un film de culto entre las películas sociales europeas, o deciros que sólo un director de 26 años podía hacer una película con tantas pelotas, podría hablaros de su terrible crudeza y violencia, de su impactante banda sonora, de los actores, que están soberbios... quizá debería deshacerme en elogios describiendo los increíbles planos secuencia que uno tras otro van sorprendiendo al espectador desde el principio hasta el final del rollo, auténticas (y clarividentes) obras de ingeniería cinematográfica...

"Are you talkin' to me?"

Debería deciros que no os asustéis y que a pesar de la temática social y del blanco y negro, la película es un auténtico espectáculo visual y podría competir estéticamente con cualquier filme estadounidense de acción, los acontecimientos se van sucediendo con una cadencia rítmica practicamente perfecta que atrapa al espectador durante todo el metraje. De hecho no os sabría decir si la película es corta o larga, si dura más de dos horas o menos.
El Odio huele a obra maestra plano a plano, pero no a obra maestra de la vieja escuela del cine clásico, alejada del espectador... la grandeza de El Odio es tan cercana como tus vecinos de enfrente, como tu caca matinal. Posiblemente la enorme dimensión de El Odio consiste en que el film rezuma un talento enorme en lo que se refiere a la estética y a la narrativa, y lo culmina con el compromiso del director en lo que se refiere a la temática y a la rabiosa actualidad en la que se basa.

A Hitchcock siempre se le criticó que no emplease su enorme talento visual para hablar sobre los grandes temas de la humanidad, y que se limitase a ser el rey del suspense... esa tara siempre le llevó a estar un peldaño por debajo de los más grandes directores de la historia. Hay otro tipo de directores que sí pretenden llegar con sus temas a las verdades más profundas y sin embargo su lenguaje, técnica o 'aparato visual' no conseguiría nunca enganchar al público...
... en El Odio no hay ningún pero que añadir, cumple sus funciones a la perfección, se trata de una película entretenida y espectacular (incluso comercial) que se podría proyectar con éxito en cualquier sala del mundo , es decir, un producto de altísima calidad totalmente 'vendible', con el mérito añadido de que a su vez, no rehuye las más altas cuestiones de la existencia humana haciendo reflexionar al espectador a la vez que lo entretiene. Un 10.