martes, abril 10

El Necronomicón... ¿ahondando en el mito?



¿Qué pasa con el Necronomicón? ¿existe? ¿realmente el árabe loco Abdul Alhazred compiló una serie de ritos mágicos y saberes arcanos de invocación a entidades ultraterrenas bajo el nombre de Al Azif, Libro de los Muertos o Necronomicón? ¿tiene algo de cierto toda esa demogonía que nos expone Lovecraft y amiguetes a lo largo de gran parte de su obra? ¿existió alguna clase de civilización prehumana?... en definitiva: ¿Sigue Cthulhu dormido en su prisión de piedra en R’lyeh?... Bueno quien dice dormido dice yaciendo eternamente a través de tantos eones que incluso la muerte puede morir, y bla, bla, bla… ya sabéis como funciona esto.
Todas estas preguntas tienen una respuesta bastante simple: No, jamás ha existido ese, ya mítico, grimorio escrito y encuadernado, respectivamente, con sangre y piel humanas. No, Cthulhu jamás se ha echado una sola siesta en su morada ciclópea, tan sólo existió en la mente de Lovecraft y en las canciones de Metallica.
Pero, cómo dijo Sherlok Holmes, “si eliminamos las posibles respuestas lógicas a un problema, el resto, aunque ilógico, es invariablemente cierto”.
Así pues, todas estas preguntas podrían no tener una respuesta tan simple y lógica. Si no que, quizá, la realidad tendría que ver más con el universo lovecraftiano de lo que algunos incluso se atreverían a pensar.
Mucho se ha escrito al respecto, muchas especulaciones. Algunas (la mayoría) más propias de un Dan Brown o un J.J. Benitez, por poner un ejemplo patrio, que de un riguroso historiador y otras, directamente supercherías y estupideces que hacen que el nivel de rubor llegue a sus más altas cotas de rojo vergonzante.
A nosotros como nos interesa en igual medida el rigor científico o histórico que pueda arrojar algo de luz sobre la ignorancia humana, como el fraude y la estupidez siempre que la consideremos divertida y nos proporcione dosis de entretenimiento, no pasaremos a juzgar el grado de veracidad de lo expuesto a continuación, si no que lo catalogaremos directamente como verdad inmutable y susceptible de ser dogma de fé en una posible secta, logia o sociedad secreta Iónica.
Windfield Lovecraft, papá de H.P. fue miembro de una logia perteneciente a la francmasonería egipcia, la rama de la masonería que está en contacto más estrecho con ritos mágicos y libros de poder, compilaciones éstas de antiquísimos textos supuestamente mágicos originarios de Acadia, Babilonia, Persia e Israel. Por lo visto algunos de estos tomos pudieron estar engrosando la biblioteca de Lovecraft senior siendo así motivo de influencia sobre el joven Howard desde su más tierna infancia. Más concretamente uno de esos volúmenes sería parte de un gran tratado mágico de material recopilado por un árabe llamado Alkindi (Y’akub Ibn Ishak Ibn Sabbah Alkindi) . Ese tomo al que me refiero, y que se correspondería con el capítulo nueve de una segunda parte de esa basta recopilación original, sería denominada Libro de los Nombres Secretos y pretendería contener una tradición mágica anterior incluso a la raza humana. De lo que se desprende que el Necronomicón de los relatos de Lovecraft podría tener su equivalente en el mundo real y estar directamente inspirado por él.
No es el único libro que alude a la mitología de Lovecraft y sus ritos de invocación. De hecho parece ser que casi todas las sociedades secretas más importantes tales como la Golden Dawn o la Ordo Templis Oriente (OTO) poseen tratados de similares características. Caso especial el de nuestro brujo favorito, Aleister Crowley que en su libro Liber Legis el cual le fue dictado en estado de semitrance por una entidad llamada Aiwaz, también habla de cosas tan familiares para los lectores de Lovecraft como el sueño original de los Grandes Antiguos así como rituales de invocación interdimensional.
Quizá sea el sustrato universal, y que el ser humano en el fondo, es tan simple que siempre le da vueltas a las mismas cuatro ideas lo que lo distrae y da como válidas incongruencias tales. O quizá sea esa misma ancestral y colectiva mente la que ponga de manifiesto la validez de todas las inquietantes elocubraciónes que se pasean por las cabezas de los hombres desde los albores de la humanidad intranquilizando sus almas, quién sabe... Lo cierto es que el padre de Howar Phillips Lovecraft acabó sus días demente, entrando y saliendo de sanatorios aquejado de sífilis en fase terminal. ¿Será cierta la versión oficial?... lo cierto es que no es difícil imaginarse a Windfiel Lovecraft absorto en la febril lectura de enormes vólumnes de secretos indescifrables ante la atenta y escrutadora mirada de Howard que ve como su padre va perdiendo el juicio cuantas más paginas pasa de ese libro… ese al que él llamaría… NECRONOMICÓN.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Es un artículo estupendo éste, espero que no quede eclipsado por la entrevista. A una mala lo volvemos a colgar y ya está, eh? quién ha dicho que no se pueden repetir los posts! Yo ya lo hice una vez.

martes, 10 de abril de 2007, 17:25:00 CEST  
Blogger DumDumBoy said...

La entrevista era prioridad, pero bueno... si no siempre se puede repescar algún día. No pasa nada. Además quién acaba de leer la entrevista se da de brucer con el Necronomicón, tampoco está mal situado.

martes, 10 de abril de 2007, 17:53:00 CEST  
Anonymous Anónimo said...

gnhur suggnut gnhur suggnuth...

vale.

martes, 10 de abril de 2007, 18:02:00 CEST  
Anonymous Anónimo said...

no se supone que el padre de lovecraft murio de una paresia general??
alguien ha leido la introduccion que hizo colin wilson sobre el necronimicon?que pensais de lo que dice wilson?

martes, 11 de agosto de 2009, 11:11:00 CEST  

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