¡Los Esclavos del Vicio hacen honor a su nombre!

Aquí os dejamos la enorme crónica que Luis Lles ha hecho a 'nuestros' Esclavos del Vicio en la prensa local... nosotros estuvimos allí, y confirmamos punto por punto el texto que viene a continuación. Sois Grandes Chicos!

Del estadio al garaje

Esclavos del Vicio mostraron el lado salvaje del rock & roll en La Farga de Cristófol, HUESCA.

- No es fácil ser una rock star. Y mucho menos todavía en pleno siglo XXI. Pero hay quienes lo intentan con ahínco. Incluso desde Huesca. Esclavos del Vicio ambicionan el “rock & roll way of life” y estarían encantados de convertirse en un grupo de stadium rock. Sin embargo, tal como están las cosas, se tienen que conformar con ser una banda de garage-rock. Pero, eso sí, una excelente banda de garage-rock. Lo demostraron el sábado en La Farga de Cristófol, donde cuajaron uno de esos conciertos que solo se pueden gestar en sitios así, entre humo y en medio de una atmósfera enrarecida, dispersa y bastante beoda. Fue un concierto caótico, confuso y algo pasado de rosca. Pero también intenso y electrizante, apasionado como hacía tiempo que no se veía por parte de un grupo oscense. Con su primer CD a punto de aparecer, como fruto del primer premio que consiguieron en el concurso de directos del Café del Arte, Esclavos del Vicio exhiben con orgullo su cultura rock. Lo cual se ve plasmado en un repertorio tan heterogéneo como coherente, plagado de referencias al rock & roll, el glam, el sleazy rock, el rhythm & blues, el country o el rock sureño. La música de Esclavos del Vicio parece surgir de la suma de influencias tan diversas como las de Rolling Stones, Allman Brothers, The Clash, Television, The Cult, Burning, New York Dolls, The Libertines, Guns N´Roses, Héroes del Silencio, Hanoi Rocks o Stevie Ray Vaughan. Su actuación del sábado fue todo un verdadero y hermoso descalabro, un tour de force que rozó lo autodestructivo, sin afortunadamente llegar a ese extremo. Un Anxl Superstar tan inspirado como aturdido, espoleado por una base rítmica contundente y efectiva, y por un Javi Puyuelo cada vez más dueño de su guitarra, fue una vez más el gran protagonista de una velada altamente inflamable en la que intercalaron temas propios como “Valerie”, “1000 noches de burdel”, “No es malo Lucifer” o el vibrante “Pastel de placer”, que aparecerán en su primer disco, con versiones de “Ziggy Stardust” de David Bowie (solo Esclavos del Vicio podían atreverse a hacer algo así en Huesca) o “Used to love her” de Guns N´Roses. Ya en los últimos minutos, una atolondrada e incendiaria relectura del “20th Century Boy” de los enormes T. Rex puso fin a una noche de puro rock & roll.