Not only corporative magazines sucks

A raíz de los comentarios que ha generado el post de los gafapastas/pagafantas he decidido dar mi opinión de una manera más extensa y explicar que rayos tengo en contra de publicaciones como Rockdelux.
Permitidme un ejemplo que, creo, ilustra a la perfección mi aversión personal hacia ese amado/odiado magazine:
¿Qué es el snobismo en la música? Snobismo es hacer una lista de los 200 mejores discos de la historia y ya no sólo no incluir ninguno de Metallica si no que, como una especie de concesión al metal, incluir un disco tan bruto como es el Reing In Blood de Slayer.
Que en una revista, cuya línea editorial va más orientada hacia el pop (cosa que no es mala) que hacia el rock de alto octanaje, la opción haya sido Slayer… me parece, cuando menos, sospechoso.
Metallica fueron tan pioneros del Thrash Metal, o más, que los chicos de Slayer y atesoran una de las discografías más sólidas que ha dado eso del Heavy Metal.
¿Qué es lo que ocurre entonces? ¿por qué Master of Puppets no y Reing In Blood sí?
Muy sencillo, ganas de desmarcarse de lo obvio (algo que tampoco es necesariamente malo si no, muchas veces, todo lo contrario) con clara intención de epatar al lector y decantarse premeditadamente por lo raro para aparentar. En definitiva como vulgarmente se suele decir “hacerse el listillo” o más concretamente “hacerse el guay”.
Reing In Blood tiene a su favor (en una revista que supuestamente aboga por la vanguardia y la innovación) una producción fuera de serie a cargo de Rick Rubin. Un genio de los controles que igual producía Rap que Funk , Metal, Hard Rock, o lo que se le pusiese por delante, vamos, gente tan dispar como los Peppers, Danzig, Run DMC, The Cult, Johnny Cash o Tom Petty.
Sin estas credenciales un álbum como el de Slayer se hubiese quedado fuera de la clasificación, estoy seguro. También ayuda que Metallica se hayan convertido en una banda totalmente mainstream. Algo que parece que, según que sectores de la prensa especializada, resta. Amén de dedicarse en cuerpo y alma a hacer el memo, algo nada cool para toda revista con coartada pseudo-intelectual que se precie.
No es que me sorprendiese la casi completa ausencia de bandas de Hard Rock (evidentemente los Guns ni de coña) si no la presencia testimonial de un disco de Led Zeppelín y sobretodo que se colasen por ahí los bandidos de Motörhead.
Si a alguien no le parece un detalle totalmente snob que apareciesen Motörhead y no Deep Purple o Black Sabbath(!?!) que arroje bien lejos sus gafas de pasta porque no le dejan ver lo evidente.
Yo no me meto con el espectro musical que trata la revista, hay cosas que me gustan más, otras menos, como en todas. Lo que sí me disgusta son sus maneras pedantes y claramente pretenciosas.
No pido que salga Dave Lee Roth o The Nuge en portada, para eso ya hay otras revistas, pero me encantaría poder leer la Rockdelux sin que me embargase ese tufillo de enterados que emana cada página.
A mi también me gustan los Pixies, Sonic Youth, La Velvet, Bowie, Depeche Mode y diez mil lugares comunes más, pero con la manera que tiene esta publicación de vivir la música no me identifico para nada.
Nada más que añadir, salvo que éste no pretende ser un ataque hacia los lectores de la revista en general (está claro que, por gustos, tienen que morir al palo de esa publicación) ni hacia J o el Capitán en particular, con los que sí me identifico. Es un ataque contra la revista en sí y su sector de lectores cabezahuecas que no ven más allá de lo que ésta dicta. Y aunque se podría decir lo mismo (o parecido) de todas las demás, Rockdelux es la que más enfermo me pone en ese aspecto.
Menos mal que estamos los Iones para arreglarlo todo.