HASTA SIEMPRE, MAESTRO

Se me ha muerto Morente. Se nos ha muerto Morente. Se ha muerto un maestro. Es difícil escribir algo ahora, pues sinceramente la muerte de Enrique Morente a los 67 años me duele. Hace poco lo vi en concierto en Madrid, en lo que ha sido uno de los conciertos más grandes que he vivido. Su profesionalidad, su ortodoxia, su heterodoxia, su manejo del ritmo con el puño, y sobretodo su voz, quedarán ya en la memoria del cante flamenco, y también del rock, y de la música de mestizaje bien entendida, la que confronta estilos aparentemente antagónicos para convertirlos en uno sólo, el estilo de la música universal.
Morente desaparece con un gran número de grabaciones, algunas ortodoxas, de flamenco clásico (sus dos últimos lanzamientos, flamenco y más flamenco así lo atestiguan). Y deja después una serie de grabaciones innovadoras, rompedoras, arriesgadas, que si lo anterior no lo hacía, lo situan a la altura del mito, de los grandes, de los indispensables. Sus grabaciones con otros artistas como los planetas, y sobretodo, esa reconstrucción de la obra de Federico García Lorca que es el disco Omega, junto con Lagartija Nick, interpretando temas de Leonardo Cohen; para mi, probablemente, EL MEJOR DISCO ESPAÑOL DE LA HISTORIA.
Se me ha ido un maestro, un ejemplo de coherencia, de saber hacer, de saber estar. Se nos ha ido un maestro.