La Historia nos la cuentan, hoy: "la campana de Huesca"

Bueno amiguitos, inauguramos sección histórica, aunque no sé qué duración tendrá, más o menos lo que a mí me apetezca... para empezar un clásico para todos los oscenses, y para los que no sois oscenses una buena iniciación para conocer mejor nuestro agradable carácter: La Campana de Huesca.


¿alguien más quiere campana?



Corría el año 1130 y algo, y en Aragón no se sabía que rey poner. Entonces pensaron en Ramiro el hermano de Alfonso, que era monje y de carácter dócil, y pensaron que sabrían manejarle fácilmente.

Aunque era eclesiástico y no disponía de mucho tiempo para este tipo de asuntos "más terrenales", Ramiro el hermano de Alfonso, aceptó de buen grado coronarse rey de Aragón... " ¿qué queréis que me haga rey? Pues me hago rey, si a mí no me importa, y si os hace ilusión y tal, si hay que hacerse rey pues me hago, que no se diga" Así pues, un martes por la tarde fue coronado rey llamándose Ramiro II el monje (este tipo de motes resultan muy acertados y útiles a la hora de estudiar historia).

Pero no todo resultaba tan fácil para nuestro querido rey monástico... no tenía el apoyo de todo el mundo aristocrático, y así la verdad es que uno no puede tomar todas las decisiones reales como uno quisiera, bueno, si que puede pero no tan a gusto.

Las crónicas de la época dicen: "Ramiro es un buen rey y un tío de puta madre, de la ostia, majete, campechano y tal... pero sus nobles le desprecian y hablan de él cuando no está, y se ponen a hacerse guerras entre sí cuando el no está atento, o se ha ido de fin de semana, y además a la que te descuidas se ponen a matar y a robar... si es que estos nobles, sólo tienen de nobles el nombre, por lo demás son gente mezquina y asquerosa siempre conspirando y tocándose".

Ramiro decidió casarse con Ines de Poitiers, hermana del duque de Aquitania, pero los nobles, siempre metiendo el dedo en el ojo ajeno no estaban de acuerdo. Pobre Ramiro el monje: "Sois unos desagradecidos y unos hijos de puta. Si yo me caso, es por vosotros, porque yo pertenezco al mundo espiritual, y ya sabéis que aquello está un poco reñido con huntar el churro es algo que ni me interesa, ni me va, ni me viene... y además yo no he visto a aquella zagala nunca en mi vida,lo mismo es un penco y el que la tiene que aguantar cuando le llegue el tomate soy yo, y no otro..."

Pero los nobles seguían sin verlo claro ni apoyarle, sólo le ponían trabas y más trabas, y seguían con lo suyo, venga de robar y venga de matar, y guerrear, siempre haciendo la cusca.

Nuestro héroe Ramiro el monje, estaba jodido, así que mandó a un emisario para pedirle consejo al Abad de San Ponce de Tomeras, que fue su maestro... el emisario entregó una carta a Ponce en la que se explicaba esta incómoda situación "me cago en todo" pensó el abad de San Ponce, y le dijo al emisario, explícale esto a tu rey... y se puso a cortar las coliflores que sobresalían en el huerto.

El emisario pensó "vaya mierda, cuatro días a caballo para cinco minutos de charla, esta gente del clero se piensan que sólo existen ellos, ya me decía mi hermana que me metiese a panadero, que se come mejor, y te tratan con respeto...", pero como era un auténtico profesional le llevó el mensaje a Ramiro, tal y como le había pedido el abad de San Ponce.

Así pues Ramiro entendió el mensaje, tampoco hacía falta mucha lucidez para entenderlo e invitó a los nobles a su presencia con una nota que rezaba: "Acercaros a Huesca que tengo una cosa que no os lo vais a creer, una campana... me he hecho con una campana que se oye por todo el reino, la bomba, tenéis que verla, flipa".

Se conoce que a los nobles les gustaba aquel rollo de las campanas y acudieron todos rápidamente, el día señalado " si es que a mí lo que más me gusta son las campanas, el otro día mismo se lo dije a mi mujer; ójala tuviesemos una campana bien gorda, aquí en casa", otro noble "lo que más me gusta en el mundo, los zombies y las campanas, es ver una campana, y se me alegra todo el día".

Pero aquello era una trampa, porque Ramiro II el monje, allí donde lo véis, rebanó las cabezas de los doce nobles que menos caso le hacían y las puso en círculo y una la puso colgando del techo, a modo de badajo. Y vaya si se escuchó la campaneta,vaya si se escuchó. Así se arreglaron los problemas del rey y del reino que de esta manera consiguió una fructífera etapa de estabilidad y prosperidad, y oye, a partir de entonces los nobles no dijeron ni mú.




Y yo, amiguitos, me pregunto ¿hacía falta semejante carnicería? ¿No os parece excesivo? Total, por un par de guerras,conspiraciones, robos y asesinatos montar semejante empantullo, y menos mal que era monje, que llega a ser charcutero y no quiero ni pensar...

De todos modos se les está bien empleado a los nobles, que siempre están incordiando y metiéndose donde no les llaman, ejemplo tendría que tomar Juan Carlos, y ponerse serio de una vez, que esto no parece ni una monarquía ni nada.